Amigos, no solo de bolsa vive el hombre, y por eso he estado ausente desde el pasado jueves. He realizado una escapada que me ha servido de primera toma de contacto con una tierra desconocida para mi y que me ha sorprendido muy gratamente, tanto es así que volveré no una vez, probablemente algunas más.
Huesca es pura historia, naturaleza, arquitectura, aventura, arte, tradición, gastronomía, etc… podríamos asegurar que es el engarce entre lo árido y lo verde, lo plano y lo montañoso, digamos que invita a detenerse con calma para poder saborear con placidez todo lo que nos ofrece.
Desde mi alojamiento en la capital de la provincia, solo he podido realizar dos rutas, moviendome mucho y rápido. Os detallo sucintamente los recorridos que en compañía de mi esposa y fiél compañera de fátigas hemos realizado.
Ruta 1: Salida de Huesca hacia Bolea que cuenta con una preciosa colegiata, obra maestra del renacimiento aragonés, de allí nos dirigimos a Loarre, donde visitamos el castillo románico mejor conservado de europa (que es como decir del mundo para esto)y desde el que se pueden admirar unos paisajes que quitan «el sentio»; Parada rápida en Sarsamarcuello para unas fotos de los Mallos de Riglos y seguimos hasta Ayerbe donde parando casi al lado de la carretera en la misma plaza, nos encontramos para las fotos de rigor con otra obra renacentista, el Palacio de los Marqueses de Ayerbe y al lado la torre del reloj y la torre románica de San Pedro, debido a lo apretado de la ruta, continuamos hasta adentrarnos en el conocido como Reino de los Mallos, debido a un legado de la segunda esposa del Rey Pedro I de Aragón; Bien pues ya en ruta tomamos un desvio a la derecha y nos dirigimos a Riglos para sorprendernos y admirar sus Mallos (formaciones geológicas practicamente verticales de 300 metros de altura) a la par que ver a multitud de escaladores que ponen los pelos de punta a un profano como yo y que tienen esto como un santuario, con sus recuerdos a los caídos y muertos en el afán de conquistar a estos colosos; Continuando con la ruta pasando de puntillas por muchos lugares que merecerían una parada, llegamos a Puente la Reina de Jaca, donde reponemos fuerzas en el único sitio disponible y a una tardía hora. Después retomamos ruta y nos dirigimos a San Juan de la Peña (el nuevo y el viejo) que no solo se encuentran en un lugar de impresión si no que son dos joyas que merece la pena visitar con detenimiento y no con las prisas del que escribe estas lineas, obras maestras del románico, monumento nacional y panteón de reyes e incluso moderna hospedería en el nuevo; Desde ahí, exhaustos llegamos a Jaca donde apenas podemos ver «cuatro cosillas» y eso si, pasear por la ciudadela (mandada edificar por Felipe II) y visitar la catedral, que se encuentra en obras y que es una autentica joya, amén de ser la primera románica que se edifico en España. Regreso a Huesca donde agotados reponemos fuerzas y nos vamos preparando la etapa para el día siguiente.
Ruta 2: Salida de Huesca hacia Abiego, donde vemos la colegiata de Santa Maria la Mayor, desde ahí para no perder tiempo vamos derechos a Alquezar, villa medieval que me recuerda a Albarracín en cierta manera, pero que en si misma es una autentica maravilla, enclavada en medio de un paisaje espectacular de cortados y paredes verticales por cuyo fondo discurre el rio Vero, que es un paraiso para los amantes de los deportes de riesgo (para mi) como descenso de barrancos, escalada, canoas, etc…. Nosotros hacemos la ruta de las pasarelas (merece la pena) y visitamos la Colegiata de Santa Maria la Mayor y recorremos con pausa casi todas las callejuelas y pasadizos de este precioso (no me canso) lugar que por si mismo merecería un largo fin de semana de relax y algo más; Continuamos a Barbastro para visitar su catedral y dar un paseo por la plaza del mercado para continuar rápido hacia Aínsa donde tenemos reserva en un buen restaurante llamado el «Bodegón de Mallacán», situado en la misma plaza y que no nos defraudo en absoluto; Una vez apacigüado el estomago nos disponemos a visitar la villa, monumento nacional y con unas vistas espectaculares; Volvemos parando para las fotos de rigor en Avizanda, Samitier, La Fueva y nos dirigimos a Torreciudad, Santuario Mariano obra de Jose Mª Escribá de Balaguer, hijo ilustre de la ciudad de Barbastro y elevado a los altares no hace mucho; Independientemente de las creencias de cada uno, merece la pena visitarlo; Desde aquí regresamos a Huesca donde hacemos un recorrido por el parque municipal y hacernos la foto con las pajaritas, y otras nocturnas de diversos rincones que con esta luz nos ofrecen un aspecto diferente al diurno. Cenamos en Herví, en su terraza, muy bien y con buen ambiente y temperatura.
Domingo: Paseo por Huesca, visita de la Catedral, con la suerte de poder escuchar su organo, paseo tranquilo por el parque, coso alto y bajo y regresamos al hotel, recogemos y vuelta para casa.
En resumen un bonito y recomendable viaje, que me ha servido para cargar las pilas y afrontar otro trecho de tiempo hasta la siguiente escapada que espero poder hacer antes de las vacaciones de verano.
Huesca es pura historia, naturaleza, arquitectura, aventura, arte, tradición, gastronomía, etc… podríamos asegurar que es el engarce entre lo árido y lo verde, lo plano y lo montañoso, digamos que invita a detenerse con calma para poder saborear con placidez todo lo que nos ofrece.
Desde mi alojamiento en la capital de la provincia, solo he podido realizar dos rutas, moviendome mucho y rápido. Os detallo sucintamente los recorridos que en compañía de mi esposa y fiél compañera de fátigas hemos realizado.
Ruta 1: Salida de Huesca hacia Bolea que cuenta con una preciosa colegiata, obra maestra del renacimiento aragonés, de allí nos dirigimos a Loarre, donde visitamos el castillo románico mejor conservado de europa (que es como decir del mundo para esto)y desde el que se pueden admirar unos paisajes que quitan «el sentio»; Parada rápida en Sarsamarcuello para unas fotos de los Mallos de Riglos y seguimos hasta Ayerbe donde parando casi al lado de la carretera en la misma plaza, nos encontramos para las fotos de rigor con otra obra renacentista, el Palacio de los Marqueses de Ayerbe y al lado la torre del reloj y la torre románica de San Pedro, debido a lo apretado de la ruta, continuamos hasta adentrarnos en el conocido como Reino de los Mallos, debido a un legado de la segunda esposa del Rey Pedro I de Aragón; Bien pues ya en ruta tomamos un desvio a la derecha y nos dirigimos a Riglos para sorprendernos y admirar sus Mallos (formaciones geológicas practicamente verticales de 300 metros de altura) a la par que ver a multitud de escaladores que ponen los pelos de punta a un profano como yo y que tienen esto como un santuario, con sus recuerdos a los caídos y muertos en el afán de conquistar a estos colosos; Continuando con la ruta pasando de puntillas por muchos lugares que merecerían una parada, llegamos a Puente la Reina de Jaca, donde reponemos fuerzas en el único sitio disponible y a una tardía hora. Después retomamos ruta y nos dirigimos a San Juan de la Peña (el nuevo y el viejo) que no solo se encuentran en un lugar de impresión si no que son dos joyas que merece la pena visitar con detenimiento y no con las prisas del que escribe estas lineas, obras maestras del románico, monumento nacional y panteón de reyes e incluso moderna hospedería en el nuevo; Desde ahí, exhaustos llegamos a Jaca donde apenas podemos ver «cuatro cosillas» y eso si, pasear por la ciudadela (mandada edificar por Felipe II) y visitar la catedral, que se encuentra en obras y que es una autentica joya, amén de ser la primera románica que se edifico en España. Regreso a Huesca donde agotados reponemos fuerzas y nos vamos preparando la etapa para el día siguiente.
Ruta 2: Salida de Huesca hacia Abiego, donde vemos la colegiata de Santa Maria la Mayor, desde ahí para no perder tiempo vamos derechos a Alquezar, villa medieval que me recuerda a Albarracín en cierta manera, pero que en si misma es una autentica maravilla, enclavada en medio de un paisaje espectacular de cortados y paredes verticales por cuyo fondo discurre el rio Vero, que es un paraiso para los amantes de los deportes de riesgo (para mi) como descenso de barrancos, escalada, canoas, etc…. Nosotros hacemos la ruta de las pasarelas (merece la pena) y visitamos la Colegiata de Santa Maria la Mayor y recorremos con pausa casi todas las callejuelas y pasadizos de este precioso (no me canso) lugar que por si mismo merecería un largo fin de semana de relax y algo más; Continuamos a Barbastro para visitar su catedral y dar un paseo por la plaza del mercado para continuar rápido hacia Aínsa donde tenemos reserva en un buen restaurante llamado el «Bodegón de Mallacán», situado en la misma plaza y que no nos defraudo en absoluto; Una vez apacigüado el estomago nos disponemos a visitar la villa, monumento nacional y con unas vistas espectaculares; Volvemos parando para las fotos de rigor en Avizanda, Samitier, La Fueva y nos dirigimos a Torreciudad, Santuario Mariano obra de Jose Mª Escribá de Balaguer, hijo ilustre de la ciudad de Barbastro y elevado a los altares no hace mucho; Independientemente de las creencias de cada uno, merece la pena visitarlo; Desde aquí regresamos a Huesca donde hacemos un recorrido por el parque municipal y hacernos la foto con las pajaritas, y otras nocturnas de diversos rincones que con esta luz nos ofrecen un aspecto diferente al diurno. Cenamos en Herví, en su terraza, muy bien y con buen ambiente y temperatura.
Domingo: Paseo por Huesca, visita de la Catedral, con la suerte de poder escuchar su organo, paseo tranquilo por el parque, coso alto y bajo y regresamos al hotel, recogemos y vuelta para casa.
En resumen un bonito y recomendable viaje, que me ha servido para cargar las pilas y afrontar otro trecho de tiempo hasta la siguiente escapada que espero poder hacer antes de las vacaciones de verano.
Toda esa zona es ideal para la práctica del barranquismo! Un saludo.